Si siempre has soñado con hacer una boda por todo lo alto, seguramente hayas valorado ya la opción de hacer un cambio de vestido, de tal modo que luzcas un vestido durante la ceremonia y otro para la fiesta posterior. Y es que lo más habitual es que este tipo de cambios se produzcan justo después de la sesión de fotos, reapareciendo ya cambiada.  Si todavía no estás convencida, te damos una serie de razones para que lo hagas.

Adaptarse al entorno

¿Vas a hacer una boda religiosa y luego a celebrar la fiesta en un lugar como el Parador de Toledo? Entonces puedes optar por un segundo vestido más cómodo pero igualmente cool con el que irás perfecta. Mimetizarse con esta ciudad de ensueño considerado Patrimonio de la Humanidad será mucho más sencillo.

No supondrá un gran coste

Buena parte de los diseñadores tienen en la actualidad importantes promociones que incluyen el vestido de novia más el de fiesta posterior, por lo que adquirir dos vestidazos ya no supondrá gastar también el doble, un detalle, sin duda a valorar. Si haces una boda exterior durante el día en un emplazamiento cercano a la playa como podría ser el Parador de El Saler sería el escenario perfecto para lucir dos outfits en tus fotos, ¿no?

¡Puedes apostar por un vestido que se convierte en dos!

En la actualidad se diseñan vestidos de lo más versátiles. Y es que a través de las colas, los conjuntos formados por tops y faldas de quita y pon, o los estilismos de novia en dos piezas, ahora es mucho más fácil hacer de lo que sería una falda larga una pieza de cóctel. Tendrás muchas facilidades.

Estarás mucho más cómoda

Puedes escoger un vestido de fiesta que resulte mucho más cómodo y que te permita moverte con facilidad, bailar, sentarte, etc., sin estar pendiente de las dimensiones de la falda, algo especialmente importante si vas a celebrar una boda en un entorno natural como el que ofrece el Parador de Santiago de Compostela en el que la comodidad ha de premiar.

Foto 1: Laura Chacón | Foto 3: Rubén Mejías