Debemos la feliz idea de combinar los sabores del cordero con el toque dulce de la miel a los siglos de dominación islámica. Antes de que se hablara de fusión de culturas, la evolución de esta fórmula ya era una lección de multiculturalidad avant la lettre. El paso del tiempo dejó que la inventiva popular se extendiera una variedad de recetas engendradas en torno a estos productos.

La Cuaresma es, según la doctrina católica, un tiempo de conversión marcado por un espíritu de penitencia. Lo que pasa es que España no es un país muy dado a los rigores, por eso ha salpicado esos 40 días con propuestas culinarias que alivian esta purificación del alma dándole gusto al cuerpo.

Paradores de España ha seleccionado el tinto Cantos de Valpiedra 2016 como "vino de la casa" para el año de 2020. Cada temporada un equipo de sumilleres de la cadena hotelera pública selecciona, tras una meticulosa cata, nuevas referencias para recomendar en todos los restaurantes de su red. En esta ocasión ha elegido como vino especialmente aconsejado en sus cartas este crianza de la DOC Rioja, reconociendo así la excelencia de los vinos de Finca Valpiedra, principal exponente del espíritu emprendedor de Familia Martínez Bujanda.

Las esperadas Cenas Fusión del Parador de Alcalá de Henares alcanzan este viernes 17 de enero su 95ª edición. Una cita protagonizada por el primer Vino de Pago del Mediterráneo español en la que la cadena hotelera pública y Mustiguillo Viñedos y Bodega de DOP El Terrerazo se han unido para ofrecer una experiencia gastronómica única en un lugar muy exclusivo: la Hostería del Estudiante del establecimiento complutense.

En gastronomía, la combinatoria entre dos elementos es todo un arte. El maridaje entre platos y vinos exige una sabiduría propia de los alquimistas y una precisión de arquitectos. Eso sí, cuando surge la magia los resultados son memorables. Ese templo de la gastronomía que es el Hostal de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela sugiere un éxito seguro. La propuesta de José Gómez, jefe de Cocina de este Parador, pasa por juntar en una buena mesa la Trancha de rodaballo salvaje al horno, ajos y tomates con un vino blanco de impresión, el Muradella Blanco 2015.

Lo mejor de los clásicos es que jamás decepcionan. Pasan y quedan a través de los años, mientras que las modas se van con la misma fuerza con la que llegaron. ¿Y qué ocurre si a un clásico de toda la vida le damos una vuelta de tuerca? Pues que si superamos esta prueba, algo al alcance de pocos, tenemos una obra maestra a un palmo de nuestros ojos.